Jesús nos dijo “Así que por sus frutos los conocerán.” El Señor hablaba de cómo podrían reconocerse a los verdaderos discípulos y también a los falsos discípulos. En los temas anteriores vimos cómo los verdaderos creyentes comienzan a serlo con un verdadero arrepentimiento, un giro de 180 grados en forma de vivir. Como dijo el Apóstol Pablo, “las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas.” La fe salvadora produce inevitablemente frutos de la nueva naturaleza. Vamos a estudiar el pasaje de Mateo 7:13-20 en detalle.
“Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición (destrucción), y muchos son los que entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mat 7:13-14)
Aquí vemos dos antítesis: Una puerta angosta y una puerta ancha; y un camino angosto y un camino ancho. Ambas son metáforas que nos hablan del caminar de las personas. El camino ancho es muy fácil de caminar… uno se puede decir a si mismo: el camino ancho no es tan malo, todo el mundo anda por él, todos hacen lo mismo. Hay personas que, aunque van a la iglesia, o incluso usan el púlpito, van por el camino ancho. Mientras, quienes van por el camino angosto encuentran que éste se vuelve cada día más angosto.
Tus hechos hablan tan fuerte, que no se escucha lo que dices.
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